El embarazo a temprana edad, también conocido como embarazo precoz, es el proceso de gestación vivido en niñas y adolescentes que, por su corta edad, aún no están preparadas ni física, ni psicológicamente para experimentar, sobre todo por los riesgos que pueden traer para la salud y el desarrollo de sus vidas en general.
Según un reporte emitido, en el año 2018, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a otras instancias internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), señala lo siguiente respecto al embarazo a temprana edad:
“La tasa mundial de embarazos en niñas y adolescentes se estima en 46 nacimientos por cada 1.000 niñas, mientras que las tasas de embarazos de niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe continúan siendo las segundas más altas en el mundo, estimadas en 66.5 nacimientos por cada 1.000 niñas de 15 a 19 años de edad, superado únicamente por las de África subsahariana”.
Es así como, el embarazo a temprana edad, se convierte en un fenómeno social, considerado por la OMS, como un problema de salud pública, que se genera por distintas razones, principalmente, está ligado a temas como la pobreza, la desigualdad de género, la desinformación, el abuso y explotación sexual de menores.
Ante este panorama mundial, es importante alertar a las niñas y adolescentes de cuáles son los riesgos, por los que pueden pasar, si llegan a quedar embarazadas antes de tiempo:
- Riesgos en la salud: durante el periodo de gestación las niñas y adolescentes pueden presentar un sin fin de complicaciones, como la pre eclampsia, eclampsia, epilepsia, fistula obstétrica, hemorragias, anemias, partos prematuros, entre otras.
- Problemas psicoemocionales: ante la presión social y familiar, es probable que las niñas y adolescentes que pasen por un embarazo, sin ningún tipo de apoyo, sino más bien se sientan rechazadas y violentadas, experimenten mucho estrés, ansiedad o incluso desarrollen otros problemas emocionales de gravedad como lo es la depresión.
- Deserción escolar: el embarazo en niñas y adolescentes, las lleva a dejar de lado sus estudios, sus metas y sus sueños, lo que, sin duda, tiene un impacto a futuro en su desarrollo personal y profesional, exponiéndolas a una situación de mayor vulnerabilidad, dependencia y pobreza.
- Abortos inseguros: la pobreza, la falta de información y la penalización del aborto en algunos países, pueden llevar a las jóvenes a practicarse abortos de manera clandestina, que ponen en riesgo su vida.
- Mortalidad materna: el embarazo precoz es una de las principales causas de muerte en niñas y adolescentes. Según la OMS, “en el año 2014, fallecieron cerca de 1.900 adolescentes y jóvenes, a causa de problemas de salud durante el embarazo, el parto y el postparto y a nivel global estas cifras se duplican en menores de 15 años, sobre todo en países de ingresos medios y bajos”.
Estos son algunos de los riegos que tienen las niñas y adolescentes durante un embarazo. Sin embargo, existen otros que afectan no solo la vida de la madre, sino también la vida del infante que puede nacer bajo peso y posee menos probabilidades de vida.
Finalmente, nuestro llamado, es al empoderamiento de las mujeres en general, concientizar a las niñas y adolescentes respecto al embarazo precoz y empujar políticas de salud sexual y reproductiva que sean gratuitas e integrales, incluyendo el acceso al aborto libre y seguro.