Todo ser humano, tiene derecho a recibir información veraz acerca de la sexualidad para vivirla de una forma sana, libre y segura. Sin embargo, existen algunos mitos sobre la educación sexual que generan prejuicios y limitan el acceso de niñas, niños y adolescentes, a esta información, en principio por el desconocimiento de sus propios cuidadores.
Lo ideal, es que las niñas, niños y adolescentes puedan conocer sus derechos sexuales y reproductivos de la mano de personas de su círculo de confianza y esta información sea orientada por sus docentes, a través de estrategias pedagógicas que les faciliten el acceso a este conocimiento y a futuro tomen decisiones acertadas en pro de su sexualidad.
No obstante, la realidad actual es distinta. Las niñas, niños y adolescentes, no están recibiendo educación sexual ni en el hogar, ni en la escuela, lo que representa una alerta roja para la sociedad y el futuro de los jóvenes que se están formando.
El acceso a la educación sexual es garantía de menos embarazos precoces, menos enfermedades de transmisión sexual, menos hechos de violación, menos respeto por la vida y la sexualidad de los demás.
En este sentido, a continuación mencionaremos 5 mitos sobre la educación sexual que se deben erradicar, para avanzar hacia el respeto por la vida y los derechos humanos:
- La educación sexual incita a las niñas, niños y adolescentes a tener relaciones sexuales.
¡Falso! Esto sería como decir que, hablarle a los jóvenes sobre las drogas es incitarles a drogarse.
Por el contrario, la educación sexual les permitirá tener mayores elementos sobre su salud sexual y reproductiva, para tomar mejores decisiones. - La educación sexual es responsabilidad de las escuelas.
¡Falso! No es responsabilidad únicamente de la escuela; usualmente, los padres y madres temen hablar de sexualidad a sus hijos por temor a que estas conversaciones den pie para que tengan relaciones, cuando la verdad, lo que necesitan es poder tener una comunicación abierta y fluida con las personas a las que más le tienen confianza en el mundo, sus padres y cuidadores.
De no hacerlo y dejarlo solo en manos de la escuela, estarían dando pie a que sea la televisión, las redes y la pornografía la que enseñen a sus hijos e hijas. - Las niñas, niños y adolescentes no necesitan educación sexual.
¡Falso! Negar a los jóvenes el acceso a la educación sexual, le abre las puertas a fuentes inadecuadas, volviendoles altamente manipulables e inseguros, en riesgo de que sean sometidos a enfermedades de transmisión sexual, explotación infantil, trata de personas, embarazos no deseados, violencia, desigualdad entre otros. - La educación sexual es hablar de sexo.
¡Falso! La educación sexual aborda los distintos aspectos de la sexualidad de un ser humano. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que la sexualidad «es un aspecto central del ser humano presente a lo largo de toda su vida y abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la identidad, la reproducción y la orientación sexual. - La educación sexual rompe con la inocencia de niñas y niños.
¡Falso! Logicamente, cada tema debe ser abordado de manera progresiva, adaptando el contenido y lenguaje a cada etapa educativa.
Pero, negar la educación sexual no puede ser una opción, desde pequeños nos hacemos preguntas sobre nuestro sexo, nuestro cuerpo, porque hay niñas y niños; todas esas interrogantes son naturales y parte de la sexualidad de cada persona. Por lo que es importante que las niñas y los niños cuenten con respuestas que formen su conocimiento y les permitan discernir acerca de su propia sexualidad.
En conclusión, ofrecer educación sexual, según la edad y etapa de desarrollo de cada persona, permitirá prepararla para llevar una vida segura, productiva y plena.