Penalización del aborto: un conflicto ético para el personal de salud

Ante cualquier emergencia médica el personal de salud de hospitales y maternidades, dígase médicos y enfermeras, tienen un rol de cuidadores y protectores de la vida, rol que forma parte de su formación y ética como profesionales de la Salud.

Sin embargo, en países donde la aborto es penalizado, al tratarse de una mujer en este proceso, el personal de salud termina convirtiéndose en su verdugo, sobre todo en los casos donde se ven obligados a denunciar o rechazar a las pacientes. 

Definitivamente, este tipo de situaciones, impactan de manera negativa en el ejercicio ético e integral de la medicina, obligándoles a  negar a las mujeres el acceso a un procedimiento reconocido como seguro por la ciencia médica.

No obstante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los procedimientos utilizado hoy por la medicina para la realización del aborto seguro son de baja complejidad, es decir que, no requieren de mayor intervención médica.

En este sentido, podemos decir que si el aborto se realiza en condiciones apropiadas, estos pueden llegar a ser más seguro que un parto, tal y como lo definió Raymon Elizabeth en el año 2012: el riesgo de muerte en el parto es 14 veces mayor que en el aborto (The comparativo safety of legal índices abortion an childbirth un the united states. Obstetricia y ginecología).

Pero, a pesar de los avances y las investigaciones científicas sobre el aborto seguro, el personal de salud, se siente atado de manos por las restricciones y penalización, incluso con la atención a los casos de mujeres embarazadas víctimas de violencia sexual o de alto riesgo. 

Está situación, sumerge al personal médico en un conflicto ético porque por un lado están las leyes y por el otro, su compromiso con el cuidado de la vida.