La penalización del aborto impide atender y dar cuidados a las mujeres que sobreviven a la trata de personas, esclavitud y migración, debido a que no hay servicios de salud sexual y reproductiva al alcance de esta población.
En Venezuela y otros países de Latinoamérica, cuando una mujer es víctima de violencia sexual, no tiene como acceder a un aborto seguro y esto la condena a sufrir una doble violencia.
En consecuencia, vemos como esta es una realidad que impacta sobre todo a las mujeres que viven en fronteras, comunidades rurales o indígenas, afectadas por las condiciones hostiles presentes en el territorio donde convergen fuerzas irregulares e incluso del mismo Estado, vulnerando su seguridad, convirtiendolas en víctimas de abuso y explotación sexual.
Esa sí como, la penalización del aborto victimiza doblemente a las mujeres porque además de la violencia y abuso sexual, la mujer es sometida a ejercer una maternidad forzada, acarreando con todo lo que esto trae para su vida y en completa impunidad.
La penalización del aborto hace imposible que las mujeres gocen de su pleno derecho humano a tener salud sexual y reproductiva, puesto que no pueden decidir libremente interrumpir un embarazo no intencionado, no planificado.
Es injusto obligar a ser madre, a quien responsablemente sabe que no puede continuar con un embarazo.
En conclusión, debemos mantenernos firmes en la lucha por brindar a las mujeres las garantías para el ejercicio de su derecho a decidir, sin la intervención de familiares, comunidad y sociedad general, sobre todo en defensa de las mujeres más vulnerables.
Un comentario en “La penalización del aborto como doble violencia hacia la mujer”
El derecho humano a decidir debe ser inviolable. Lo que debe asegurarse es apoyo atención moral social económica educativa y acceso a la SSR para que la salida última sea abortar