Uno de los mayores obstáculos a la hora de abortar, tiene que ver con las creencias religiosas, dado a que se suele pensar que el aborto es un pecado, castigado por Dios.
La verdad, es que esas creencias limitan la posibilidad de ver la vida desde una perspectiva más real, por lo que no permite comprender y reflexionar sobre lo verdaderamente importante, como por ejemplo, las implicaciones que tiene traer una nueva vida al mundo.
El miedo, la culpa y los prejuicios, infundados por la visión religiosa respecto al aborto, sólo han generado más confusión y desconocimiento sobre el tema, permitiendo el crecimiento de las cifras de desigualdad y pobreza en el mundo.
En este sentido, la escritora y periodista cubano-nicaraguense, María López vigil, realizó un ensayo titulado ¿Interrumpir el embarazo es pecado? ¿Cómo decidir ante Dios y en conciencia?, quien basándose en su propia experiencia, comparte algunos elementos e ideas para que las mujeres creyentes, puedan tomar mejores decisiones desde el conocimiento y la conciencia, alguno de estos argumentos son los siguientes:
- Las creencias religiosas no siempre están al servicio de la vida: esto se refiere a la doble moral de las personas con creencias religiosas que, por un lado, se muestran buenas por nombrar a Dios y decir que creen en él, pero por otro lado “a lo largo de la historia humana y en nombre de Dios, han torturado, emprendido guerras, han invadido países, han robado, han matado y le han hecho daño a mucha gente”.
Este argumento, nos permite quitar la caretas de algunas religiones con respecto al aborto, ya que “lo religioso no siempre garantiza vida, desarrollo, libertad, paz y derechos humanos”, entender esto nos permite hacer el debate desde otra perspectiva.
- Creer en Dios como un Dios de vida y libertad: se refiere a que según sea la manera en la que veamos a Dios, será la forma en la que veremos el tema del aborto y la vida en general.
“Es muy diferente pensar a Dios como un poderoso juez…que espía nuestros actos y pensamientos para castigarnos, a pensarlo como una madre cariñosa que confía en lo que nosotras pensamos, queremos y decimos”.
- Un embrión y un feto son una vida humana en proceso: tiene que ver con el desarrollo de una futura persona, “son una semilla con la capacidad de llegar a ser un árbol, más no son un árbol”.
En este caso, ¿las mujeres estamos obligadas a transformar toda semilla en árbol?, se dice que no es sino hasta la semana 30 de gestación que aparecen las pautas propias y específicas del ser humano.
Por otra parte, en relación al momento en el que la persona en formación comienza a tener alma, no existe un consenso. Sin embargo, según “los avances de la ciencia, se fueron sumando muchos teólogos cristianos a la idea de que no hay alma mientras el feto no tenga formada la corteza gris de su cerebro y mientras no haya alcanzado la capacidad de ser viable fuera del vientre de la madre”.
- En los 72 libros que conforman la Biblia, el aborto es nombrado una sola vez: esta mención es realizada en el libro de Éxodo (21:22) del antiguo testamento y se refiere, a una cita de orden normativo legal que establece una sanción a todos aquellos hombres que en alguna pelea pudieran herir o matar a una mujer embarazada y provocarle un aborto; dicha sanción sería, según sea el caso, una multa o la muerte, de allí la frase “ojo por ojo diente por diente”.
En el caso del nuevo testamento, en ningún momento Jesús de Nazareth emite juicios acerca del aborto, todo lo que hay son abundantes normas de conducta, de las que existen sólo algunas interpretaciones utilizadas por la religión católica y evangélica para condenar el aborto.
Es importante tener en cuenta todos estos argumentos para tomar mejores decisiones, desde la conciencia, contrarrestando los miedos y las culpas que nos desempoderan y alejan del amor real de Dios. En el próximo artículo, compartiremos más de los elementos ofrecidos en el ensayo mencionado anteriormente.